martes, 21 de enero de 2014

Patatas a la importancia


Aspecto de las patatas "a la importancia"

Las syssitias en Esparta
Las sociedades gastronómicas de hombres no eran por si mismas nada extraordinario en Grecia. Las conocemos por las epopeyas de Homero y también en muchas ciudades de Creta. Pero en Esparta tenían una nota peculiar. A estas comidas de hombres se les han dado muchos nombres pero el más corriente era syssitía, sociedades gastronómicas de hombres. La pertenencia a las sisitias era una de las condiciones fundamentales para obtener el derecho de ciudadanía espartano; pero sólo se podía ser socio de ellas si se había pasado por la educación estatal y se disponía de suficientes bienes como para pagar las elevadas cuotas de las sociedades. Se ignora de dónde procede esta institución y qué finalidad tenía en origen; tal vez provenga de la época de las migraciones y tuviera como fin alimentar a los combatientes, o quizá sirviera para tomar alimento con la bendición y bajo la protección de un dios determinado. Sea como fuere, en la Esparta de la época arcaica y clásica, la participación en sisitias era una obligación absoluta. Y a partir del siglo V a. C. se reforzó aún más esta obligación, a la que estaban sometidos incluso los reyes.
Cada una de estas sociedades gastronómicas constaba de un mínimo de 15 socios, que tenía que ser una combinación armoniosa de jóvenes y mayores. En interés de esta armonía se aceptaba nuevos miembros, si bien con la aprobación de todos los comensales. Los distintos grupos se reunían a diario para comer en lugares fijados de antemano. Los muchachos también podían tomar parte ocasionalmente de tales comidas, con el fin de irse acostumbrando desde jóvenes al futuro entorno; lo mismo cabe decir de los mothakes y de algunos extranjeros especiales. La cuota de participación en las sisitias  constaba de tributos en especie, como harina de cebada, vino, queso e higos, más una cantidad de dinero para los aditamentos de los platos. Esta cuota era la misma para todos, fueran pobres o ricos, y solía ser tan elevada que muchos espartiatas no pueden permitírsela y eran reducidos a "inferiores" (hypomeiones), con lo que perdían el derecho de ciudadanía.
El menú de una syssition era, por regla general, más bien pobre. En él encontramos maza (pan de cebada), la famosa en toda Grecia sopa negra (sopa de sangre con carne de cerdo) y un postre a base de queso, higos o caza. A estos "entrantes" se les añadía con frecuencia algún que otro guiso más suculento. Todo ello se acompañaba con vino en grandes cantidades, como lo ilustran numerosas anécdotas contadas por espartanos sobrios.
Esparta:historia, sociedad y cultura - Ernst Baltrusch

Alejandro Dumas
Los allegados de Alejandro Dumas explicaban que era habitual ver al escritor compaginando su labor con la pluma con la de la sartén. Entre página y página de El conde de Montecristo, Dumas se escapaba a la cocina para preparar suculentos platos, dignos de la más alta gastronomía francesa. Sus experimentos culinarios no pasaron desapercibidos y ahora se publica una obra en la que se detallan las recetas del novelista y dramaturgo.
Alejandro Dumas. Diccionario de cocina es el compendio escrito por el autor de Los tres mosqueteros. Entre sus páginas se pueden encontrar recetas, cuya preparación se alterna con anécdotas culinarias del escritor, además de varias bromas y chistes siempre relacionados con el mundo de la gastronomía.
Alejandro Dumas (1802-1870) fue un gran cocinero y gourmet, ya que, como nieto de un maître del duque de Orlèans, desde siempre tuvo una gran curiosidad por los fogones. Según varios testimonios, era frecuente ver al escritor “en camisa, cortando la cebolla, removiendo las ollas y dando 20 francos a los pinches”. Cuando alcanzó fama con sus novelas, Dumas escribió un gran diccionario gastronómico, cuya primera versión en castellano se presenta ahora. El él, el literato llena estas páginas de humor, anécdotas graciosas y, por su puesto, deliciosas recetas.
Sopa de gambas, potaje de cangrejo, tortilla provenzal, fondue con huevos, sopa de cebolla Stanislas, trufas al champán, galletas al limón, pastel de pistachos o pudding de manzana son algunas de las recetas que el escritor comparte con todos los aficionados a la cocina, y que sirve como legado de la cocina francesa tradicional.
Su pasión por la cocina corría por las venas de la familia Dumas, ya que su abuelo fue maître del duque de Orleans. Alejandro Dumas. Diccionario de cocina llega al mercado por primera vez en español de la mano de Gadir Editorial. La primera edición de este compendio se editó tres años después de la muerte del autor, en 1873. En 1882 se realizó una edición resumida que fue reeditada en los años 60 del siglo XX. En el 2009 se volvió a editar en Francia, siendo esta última la base de la nueva edición en español.
Algunos escritores y otros grandes nobles pudieron disfrutar de las habilidades gastronómicas de Alejandro Dumas en grandes banquetes o cenas. El escritor no dudaba en experimentar en su propio hogar o metiéndose en las cocinas de los restaurantes, probando combinaciones entre las diferentes materias primas sobre las que más tarde escribió en Alejandro Dumas.

Vamos hoy con una receta clásica, económica y adaptada al gusto de espartanos, tirios, troyanos y.......gabachos.

Grado de dificultad : Calcular el justo grado de importancia.

Ingredientes para 2 personas :
- 400 gr de patatas

Ingredientes fundamentales
- 2 huevos de corral
- Harina
- 1/4  cebolla roja 
- 1 diente de ajo, 
- Un  chorro de aceite de oliva virgen
- Un pellizco de perejil, 

El toque mágico
- Unas hebras de azafrán
- 1 vaso de vino blanco seco
- 1 pastilla de caldo de carne
- 1 vaso de agua 
- Sal y pimienta al gusto.

Manos a la obra :
1 - Poner a Ella Fitzgerald jazzeando "Hey Jude" de Lennon/MacCartney.
2 - Pelar, lavar y cortar las patatas en rodajas de 1 cm. aproximadamente.
3 - Salpimentarlas y pasarlas por harina y huevo batido. 


Operación fritura
4 - Freir en abundante aceite de oliva a fuego medio hasta que estén doradas.

5 - Pochar a fuego suave la cebolla y el ajo hasta que estén bien dorados.

6 - Agregar una cucharada de harina, dar unas vueltas rápidas y añadir el vino blanco, el azafrán y el perejil.
7 - Reducir un par de minutos hasta evaporar el alcohol. 
8 - Añadir la pastilla de caldo, el agua y pasar por la batidora.


Previo de la cocción
9 - Añadir las patatas a la cazuela, incorporar la salsa batida y cocer durante 20 minutos, o, dependiendo del tamaño, hasta que estén tiernas.

Uno, dos y....
10 - Servir, y a.......................¡¡¡triufaaaaaaar!!!

9 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Qué agradecidas son las patatas, no sé cómo la gente podía vivir sin ellas antes del descubrimiento de América.
Genial la interpretación de Ella.

Sirgatopardo dijo...

¡Y sin darse importancia!

Sirgatopardo dijo...

Las patatas son uno de los pocos alimentos que jamás aburren. Al menos a mi.

Juan Nadie dijo...

Las patatas aparentemente son humildes, pero qué juego dan. A mí jamás me aburrirán, se pueden poner con cualquier cosa, pero también hay que saber ponerlas, léase la receta de hoy.

marian dijo...

A mí tampoco.
La semana pasada las cociné. La próxima vez les echó una foto y receta al blog. En lugar de vino echo... secreto.
Y lo sencillo que es hacerlas, con lo buenas que saben, ¿verdad.

marian dijo...

Ella Fitzgerald es como el azafrán, siempre ponen un toque mágico.

Sirgatopardo dijo...

Si no nos cuentas el secreto, el crepuscular no podrá darte las "gracias por compartir"...

Sirgatopardo dijo...

Ahí, ahí, el maravilloso azafrán.

marian dijo...

A esperar, será en su debido momento.