sábado, 11 de enero de 2014

Arros càldós con almejas y algas Wakame


Aspecto del arròs caldós

La cocina erótica
En muchas ocasiones me han preguntado si alimentos como las ostras o las trufas despiertan el apetito sexual.  ¿Qué hay de verdad en ello? En su divertido "Tratado de culinaria para mujeres tristes", Héctor Abad afirma rotundamente que los afrodisíacos no existen. Así pues, no hay que buscar el deseo por medio de la gula. Algunos ignorantes hablan de las milagrosas propiedades de los frutos de la pasión. ¡Patrañas! O la pasión viene sola o no viene. Y créanme, si no llega espontánea, no la fuercen con pócimas: o surge sin esfuerzo o no valía la pena. Sin embargo, Abad reconoce que algo se puede hacer con la comida que favorezca los placeres del tálamo. En primer lugar, para desatar el apetito sexual, no hay nada mejor que saciar el apetito de comer: "come con apetito y observa el apetito de tu amigo, sin olvidar las palabras de una sabia matrona florentina: desganados en la mesa, desgranados en la cama". El rey Salomón, en el Cantar de los cantares, compuesto, según algunos, para la Reina de Saba, escribe así a la esposa ideal: "como panal de miel destilan tus labios, oh esposa: miel y leche hay debajo de tu lengua y el olor de tus vestidos, como el olor del Líbano". Evoca Salomón la virtual afrodisíaca de determinadas plantas: "las mandrágoras han dado olor y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutos, nuevos y añejos que para ti, oh amado mío, he guardado".
La elaboración de bebedizos para estimular el instinto sexual ya la practicaban las prostitutas sagradas del templo de Milita, la Venus babilónica, de las que habla Herodoto. También tenemos noticia de los filtros que confeccionaban las "hierólidas", dedicadas al culto de Afrodita en la fortaleza de Corinto, que según Estrabón se entregaban al amor de los visitantes. De todo ello nos da cuenta el libro "De cocina erótica"(1983) del doctor Manuel Martínez Llopis, médico especialista en nutrición a la vez que profesor de gastronomía e historia de la alimentación. En esta obra encontramos referencias al erotismo en la cocina griega, la Zromana, la hindú o la china, y comprobamos la notable presencia de los afrodisíacos en la cocina del Islam, así como las propiedades eróticas atribuidas a algunos productos traídos del Nuevo Mundo, entre los que destaca el cacao.
Otro de los numerosos autores que han abordado el tema, E.C. Izzo en la Cocina exótica, insólita, erótica (1970), se muestra tajante: la cocina erótica no existe. Podemos hablar de platos estimulantes y reconstituyentes, lo que nos traslada al origen mismo del oficio de restaurador, ya que los primeros restaurantes de Francia ofrecían caldos reparadores para el cuerpo. Pero más allá de dichos efectos reparadores, la medicina actual nieega la existencia de alimentos que pudieran estimular el apetito sexual. Otra cosa, insisto, es lo que dijeran y digan las antiguas medicinas o las creencias populares. Personajes tan cultos de la ilustración como el gran Casanova no dudaban en atribuir propiedades afrodisíacas a las lechas o lechazas, es decir, a las bolsas de esperma de peces como arenques o carpas. Y lo mismo valía para los pistachos, el jengibre, la leche de camella o el vino de genciana. Hoy en día, el principal interés de estos productos radica en su carácter muchas veces insólito, de divertimento.
Mis recetas "afrodisíacas" tienen esa misma naturaleza: son pequeñas dosis de placer, como esos placeres de la vida de los que habla Philippe Delerm, y que van desde el olor de las manzanas hasta el sabor de un buen cruasán en el desayuno de los domingos.
Santi Santamaría - Palabra de cocinero

Los arroces
En Europa, sólo la cocina italiana tiene una cultura del arroz propiamente dicha, pero en ningún caso puede competir con la española. Es evidente que el arroz es la base alimentaria de buena parte del mundo, pero en ocasiones ilimitadas Earth "paisajes de fondo" para sabores más determinantes, cuando no alimento meramente energético, equivalente al pan. En España se ha desarrollado el arroz como ingrediente per se de una sabrosa gastronomía que se centra en lo que los tratadistas antes llamaban "Levante español" y que hoy habría que despedazar entre las diferentes autonomías que lo conforman o darle el nombre más ajustado de "Mediterráneo". Hay una cultura del arroz que se extiende de Málaga a Gerona y que en lo fundamental se divide en dos grandes reinos: la carne y el pescado. De carne es la paella auténtica, estrictamente de carne de pollo y conejo, con judías tiernas, bajocons, caracoles -si es la temporada- y un sofrito de ajo y tomate. Esta es la paella popular. Pero la paella no es todo lo que el español sabe hacer con el arroz, ni siquiera con el arroz de carne, porque a muchos kilómetros de Valencia, en Zamora, nos encontramos con un arroz a la zamorana que recuerda mucho a otro, espléndido arroz de carne a la valenciana, el arroz con fesols si naps (con alubias y nabos), que puede ser sólo de fesols y naps, pero también ir acompañado de nobles partes del cerdo, la ternera y el pollo o la gallina....
.....Menos legitimados, aunque no menos sabrosos, son los arroces de pescado a la catalana, algo caldosos y muy prósperos en las costas de Tarragona y Gerona. Suelen cocerse en cazuelas cóncavas de hierro colado o aluminio grueso, y tienen un punto de cocción muy diferente del arroz de paella. El arroz cocido en la paella es más entero, el hecho en la cazuela tiene el corazón entero, pero una cierta blandura en los bordes que nunca debe llegar a ser blandura total.
No hay que olvidar dos arroces modestos, pero sublimes, como son el de bacalao y el vegetal. El primero suele complementarse con habichuelas o patatas y requiere la contribución de la ñora y la mejoría del ajo tierno. En cuanto al segundo, tiene su mejor patria en la huerta murciana y se basa en las verduras del tiempo, sean las que sean, pero agradece, sobre todo, la judía tierna, la acelga, el brócoli, las habas y los guisantes. Los catalanes del interior hacen espléndidas cazuelas de arroz de conejo y costillas de cerdo, también ligerísimamente caldosas.
Manuel Vázquez Montalban - Contra los gourmets

Vamos hoy con una receta mestiza y supuestamente erótica, llena de sabores del Mar Cantábrico, lugar de procedencia tanto de las almejas, como de las algas, aglutinadora de culturas gastronómicas mediterráneas y niponas, arroces caldosos y sushis.

Grado de dificultad : Contar las notas que pulsan Chick e Hiromi.

Ingredientes para dos personas:



Arroz bomba

- 200 gr.de arroz bomba
- 300 gr. de almejas



Ingredientes principales

- Un puñado de algas Wakame deshidratadas
- 1/2 pimiento verde
- 2 dientes de ajo
- La parte blanca de 2 cebolletas
- 1 copa de vino blanco seco
- 600 gramos de agua
- Las espinas y la cabeza de una merluza o de cualquier otro pescado blanco (1 pastilla de concentrado)
- La parte verde de 2 cebolletas
- 1 puerro
- Un puñado de perejil fresco
- Un chorro de aceite de oliva virgen
- Sal y pimienta al gusto

Manos a la obra:
1 - Poner a Chick Corea e Hiromi Uehara jazzeando el Concierto de Aranjuez.

Las algas Wakame rehidratadas
2 - Rehidratar las algas durante 15 minutos en agua con sal


Operación pochado
3 - Picar el pimiento, las algas, la cebolleta y pochar junto al ajo y el aceite de oliva a fuego suave durante 5 minutos.

El fumet
4 - Hacer un fumet con el agua de hidratar las algas, las espinas de merluza, un puñado de perejil, un puerro y la parte verde de 2 cebolletas (total 3 veces el peso del arroz).
5 - Una vez pochada la verdura añadir el arroz y rehogar el conjunto durante 2 minutos añadiendo el vino blanco.
6 - Reducir.
7 - Añadir el fumet poco a poco.

En plena ebullición
8 - Cocer durante 15 minutos o hasta que el arroz esté a punto, añadir las almejas y cocer el conjunto 2 minutos más.
9 - Servir en plato hondo, y a..................¡¡¡triunfaaaaaar!!!


4 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Pues no sé si será erótico, pero el arroz caldoso con almejas está riquísimo. Con algas, no sé.

Paso de contar las notas de Chick e Hiromi, qué tíos (bueno, tío y tía).

Sirgatopardo dijo...

Las algas acentúan el ya de por si intenso sabor a mar de las almejas. Una ola en el paladar...

marian dijo...

No creo que ninguna comida tenga efectos eróticos, como un juego sí, en el que juega también la sugestión, pero nada más.
Pero este arroz tiene que despertar por lo menos tres sentidos.

Sirgatopardo dijo...

Como decía Lola Flores', quita el sentío....