sábado, 13 de diciembre de 2014

Coliflor rebozada con mahonesa al perejil


La cocina es un producto de la idiosincracia de los pueblos y se podría incluso escribir un libro cuyo título fuera: La Cocina y los Pueblos. 
La condesa de Pardo Bazán, en su libro "La cocina española antigua" escribe que "la cocina es uno de los documentos pornográficos importantes. Espronceda caracteriza al Cosaco del desierto por la sangrienta ración de carne cruda que hervía bajo la silla de su caballo, y yo diré que la alimentación revela lo que acaso no descubren otras indagaciones de carácter oficialmente científico. Los espartanos concentraron su estoicismo y su energía en el burete o bodrio, y la decadencia romana se señaló por la glotonería de los monstruosos banquetes. Cada época de la historia modifica el fogón, y cada pueblo come según su alma, antes tal vez que según su estómago. Hay platos de nuestra cocina nacional que no son menos curiosos y menos históricos que una medalla, un arma o un sepulcro".
Esto es cierto. Pero también hay otra verdad: el clima. El régimen alimenticio de los hombres depende casi únicamente del clima en que viven. Las condiciones meteorológicas influyen, en una misma región, y de una manera absoluta, sobre la fauna y la flora, origen, como sabemos, de nuestros alimentos. También la temperatura media de un país crea las costumbres de sus habitantes y, en particular, su manera de alimentarse. El conjunto de fórmulas para preparar los alimentos y la tradición transmitida de padres a hijos constituyen la cocina de un pueblo, su cocina tradicional. (...)

(...) Hay un instinto de regresión en el hombre, que estalla desgraciadamente de cuando en cuando, y que la civilización y la cultura corrigen fatigosamente. Pero al lado de este instinto hay otro: el de transformar en belleza todo lo humano. Los sentidos han sido sublimados, y a la vista, el oído, el tacto y el gusto han creado categorías de belleza. Así han nacido la poesía, la música, la pintura, la escultura… Así nació, también, la gastronomía.
De lo dicho debe entenderse que la gastronomía es un arte que se apoya en el gusto, de la misma manera que la música se apoya en el oído y la pintura en la vista. Básicamente es así, no cabe duda. Pero es un poco más complejo. La gastronomía se dirige esencialmente al gusto, al paladar; pero también se dirige a otros sentidos, como la vista y el olfato. Asimismo, la cocina opera muy directamente en la imaginación, y por eso, aunque parezca raro lo que vamos a decir, tiene una gran importancia el misterio. Todo arte debe tener misterio; y si hemos convenido en que es un arte, la gastronomía debe tener misterio. Este misterio reside en la combinación de sus distintos elementos y recuerda, en cierto modo, al de los alquimistas. Un buen cocinero debe sentir el misterio de la creación, el acto creador; y si jamás siente la tentación de hacer una nueva combinación, de crear una nueva fórmula, será siempre un mal cocinero. Brillat-Savarin decía que "el descubrimiento de un nuevo plato hace más bien a la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella". Brillat-Savarin era un poeta que, como otros muchos poetas, no fue tomado en serio hasta después de su muerte. Sin embargo, en vida, no puede decirse que desaprovechara demasiado el tiempo, la verdad. Nos dejó un libro, macizo e inmortal, sobre sus experiencias de lo comestible.
Por todas estas razones, y como homenaje a los cocineros, el gran gastrónomo Alexandre Grimod de la Reynière insertó en su "Almanach des Gourmands ou Calendrier nutritif" (1803) unos alusivos y rotundos versos del poeta Désaugiers.  Como es sabido, Grimod de la Reynière fue un sujeto muy extraño, de carácter sarcástico y macabro, un poco la manera de Sade, tal vez a causa de un defecto físico singular: sus manos semejaban las extremidades de un palmípedo, y las suplía con los artilugios mecánicos.
Los versos de Désaugiers decían lo siguiente:

Un cuisinier, quand je dîne,
Me sembré un être divin,
Qui du fond de sa cuisine
Gouverne le genre humain.
Qu'ici-bas on le complete
Comme un ministre du ciel,
Car la cuisine seg un temple
Dont les forneaux song l'autel.

Los cocineros son, pues, los creadores de un arte. Ellos crean, sobre lo que ha legado la tradición, la flor rara y exquisita. Sin embargo es muy difícil crear un nuevo plato. También los aficionados, los "gourmets", han contribuido decisivamente al hallazgo, y así Rossini, que fue un gran músico y gastrónomo refinado, combinó los macarrones con la trufa, y Meyerbeer poseía el secreto de cocinar exquisitamente diversos platos de riñones. No olvidemos tampoco que Alejandro Dumas, autor de los estupendos "Lances de los tres Mosqueteros", nos dejó con su "Mon Dictionnaire du Cuisine", uno de los libros más lúcidos sobre este arte.

Néstor Luján y Juan Perucho - El libro de la cocina española / Gastronomía e historia

Vamos hoy con una receta sencilla, enriquecida con una mahonesa de ajo y perejil, que si somos capaces de pillarle el punto de textura que los italianos laman al dente, habremos conseguido elaborar un plato muy serio.

Grado de dificultad: No pedir hora de consulta al odontólogo.

Ingredientes:

La colifolor limpia y cortada
- 1 coliflor

Los huevos (necesité añadir otro)
- 3 huevos de corral
- Harina
- Sal y pimienta al gusto
- 6 cucharadas de salsa mahonesa (puede ser de bote)
- 2 cucharadas de aceite de ajo y perejil
- Aceite de oliva virgen

Manos a la obra:
1 - Poner a Barney Kessel jazzeando "Carmen" de Bizet.
2 - Lavar la coliflor y cortarla en racimos. Si la vais a cocer el olla expréss. mejor cocerla entera o cortada en  mitades.
3 - Cocer a fuego medio durante 10 a 15 minutos. Escullar, salpimentar y reservar.

La mezcla
4 - Mientras tanto mezclar la mahonesa con el aceite de perejil y reservar.

Operaciópn fritura
5 - Enharimar y pasar por huevo los ramos de coliflor. Freir a fuego medio en aceite abundante hasta que estén dorados.

Lista para servir
6 - Escullar, servir acompañado de la salsa de mahonesa al perejil, y a.................................¡¡¡triunfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar!!!

11 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Me necanta la coliflor rebozada, y esta tiene una pinta...
Esto lo voy a hacer seguro.

Néstor Luján y Joan Perucho juntos, un lujo.

Sirgatopardo dijo...

¿Cuándo?...

Juan Nadie dijo...

Cualquier milenio de éstos.

marian dijo...

Ya era hora.

marian dijo...

Porque me gusta todo.

Sirgatopardo dijo...

Vaya par de...cocinillas.

marian dijo...

No compares, eh.

Sirgatopardo dijo...

Si lo digo poraque el crepuscular es un fenómeno del pelo de Ferran Adriá..
Menos mal que este post no lo ha pillado...

Sirgatopardo dijo...

Con decirte que todas las noches se prepara unas suculentas sopas ........ de sobre.

marian dijo...

Bueno, eso no es un problema. (Lo que me preocuparía es que no tuviera qué cenar:)

Juan Nadie dijo...

Estaba pensando en acudir al otorrino, que lo tengo prácticamente en casa, porque me estaban silbando los oídos, pero ya veo que no es nada importante.