sábado, 6 de julio de 2013

Sardinas rebozadas con vinagreta de tomate

Aspecto final de la receta

“Preveo que voy a quedar muy mal. En todos los libros de cocina, al llegar al capítulo de los pescados de mar, se encarece ante todo la finura del lenguado, la delicadeza del rodaballo, etcétera, etcétera. Por mi parte no tengo nada que decir contra estos estimables acantopterigios, que pueden ponerse en todas las mesas, así como las novelas de don Ricardo León pueden ponerse en todas las bibliotecas. Son pescados muy ricos, sin duda alguna, pero no creo que ninguno de ellos logre inspirar jamás una verdadera pasión. ¿Se imaginan ustedes a alguien, por ejemplo, cometiendo una estafa para comer lenguado o rodaballo? Pues bien; yo, cajero hipotético de una sociedad cualquiera, sería capaz de fugarme un día con los fondos confiados a mi custodia nada más que para irme a un puerto y atracarme a sardinas. Una sardina, una sola, es todo el mar, a pesar de lo cual yo le recomendaré al lector que no se coma nunca menos de una docena; pero vea cómo las come, dónde las come y con quién las come. No se trata precisamente de un manjar “de buena compañía”, sino más bien de eso que los franceses llaman un petit plat canaille. No es para tomar en el hogar con la madre virtuosa de nuestros hijos, sino fuera, con la amiga golfa y escandalosa. Las personas que se hayan reunido alguna vez en el acto de comer sardinas, ya no podrán respetarse nunca mutuamente, y cuando usted, querido lector, quiera organizar una sardinada, procure elegir bien sus cómplices.

La casa de Lúculo o el arte de comer - Julio Camba 

Don Julio, ¡Usted sí que sabía!. Las otrora humildes sardinas (actualmente comienzan a cotizarse como el manjar que son), si además de proceder del Cantábrico, las acompañamos con una vinagreta de tomates del país, se convierten en un lujo de tales dimensiones, que a falta de amigas golfas y escandalosas (están todas overbooked), nos harán gozar de tal manera, que preferiremos zampárnoslas a solas, a oscuras, y a mano si fuese menester.

Grado de dificultad : Controlar la gula y mantener limpios los dedos

Ingredientes:


Otras joyas más del Cantábrico

- Sardinas del Cantábrico
- Harina
- Huevos de corral
- Aceite de oliva virgen
- Sal y pimienta al gusto

Para la vinagreta 


Tomates del país, todo un lujo

- Tomates del país
- Aceitunas de Campo Real o cualquier otro tipo


Cilantro molido

- Un pellizco de cilantro o comino molido
- Un pellizco de orégano
- Sal y pimienta negra
- Un  chorro de aceite de oliva virgen
- Unas gotas de vinagre de Jerez

Manos a la obra :
1 - Poner a Eumir Deodato jazzeando el "Also sprach Zarathustra" de Richard Strauss
2 - Cortar los tomates en dados, añadir el aceite, el vinagre, el cilantro y el orégano y mezclarlo bien. Dejar reposar en el frigorífico y salpimentar justo antes de servir.


Las sardinas preparadas para el rebozado

3 - Abrir cuidadosamente las sardinas con los dedos y quitar las espinas central y exterior.


Operación rebozado

4 - Enharinar suavemente las sardinas, pasarlas por huevo y freírlas en aceite caliente durante  unos segundos (dependerá del tamaño), de forma que queden algo crudas.
5 - Servir acompañadas de la vinagreta y a.............¡¡¡triunfaaaaar!!!

3 comentarios:

Juan Nadie dijo...

No se trata precisamente de un manjar “de buena compañía”, sino más bien de eso que los franceses llaman un petit plat canaille. No es para tomar en el hogar con la madre virtuosa de nuestros hijos, sino fuera, con la amiga golfa y escandalosa. Las personas que se hayan reunido alguna vez en el acto de comer sardinas, ya no podrán respetarse nunca mutuamente, y cuando usted, querido lector, quiera organizar una sardinada, procure elegir bien sus cómplices.

Eso es escribir de cocina.
A mí, en general, no me gusta mucho el pescado, pero las sardinas... Ah!, las sardinas...

Una buena sardinada en el Barrio Pesquero de Santander no se olvida así como así.

marian dijo...

Es que las sardinas son de verdad un manjar.
A ver cómo les digo a los de la última sardinada que son unos golfos y unas golfas.

Sirgatopardo dijo...

Las sardinas en su ambiente, tipo Barrio Pesquero, ganan mucho.
No hace falta, son conscientes y tienen huellas en sus grasientas manos.