domingo, 1 de septiembre de 2013

Pizza de fusión

Aspecto de la pizza

GASTRÓNOMOS, ESCRITORES Y LECTORES
“Mi gusto por la cocina, como aquel por la poesía, me vienen del cielo - confesaba Alejandro Dumas -.El primero ha estado destinado a arruinarme; el gusto por la poesía, en cambio, a enriquecerme, puesto que yo no renuncio a llegar a ser rico algún día“. En el momento en que se publican las recetas culinarias de Dumas vienen a la memoria tantos textos mezclados con sabores y olores, palabras aderezadas en bandejas de estilo, servidas por grandes escritores y gastrónomos, como cuando Cunqueiro, por ejemplo, dedica su epístola a los cocineros y cocineras en su “Viaje por los montes y chimeneas de Galicia”(Austral) hermanado con José María Castroviejo. “No innovéis en cocina – les pide Cunqueiro a los cocineros -, porque corréis el riesgo de mezclar. Ateneos, hermanos, a la patrística, y así como no mezcláis los vinos, respetad la pureza del hallazgo antiguo, y si en vuestro fogón, un dichoso día, se produjese el milagro, antes de publicar la receta, provocad procesos de canonización, y que el más fino de entre vosotros sea el abogado del Diablo”.



Brillat- Savarin escribía que estaba tentado de creer “que el olfato y el gusto no forman más que un sentido del que la boca es el laboratorio y la nariz la chimenea, o para hablar más exactamente, del que uno sirve a la degustación de los cuerpos táctiles y el otro a la degustación de los gases“.


Olfato y gusto los paseaba igualmente Alejandro Dumas cada vez que visitaba Marsella. Caminaba por los muelles, compraba pescados y mariscos, volvía a su hotel y, en mangas de camisa, confeccionaba una sabrosa bullabesa. En 1857 daba especiales clases de cocina en su casa y uno de los asistentes cuenta cómo el escritor, con las mangas de su camisa remangadas hasta los codos y ante un tablero blanco, preparaba la cena. “Cuando entramos en su inmensa cocina, estaba elaborando un pescado y vigilando el asado. Su sirviente, con adoración muda, seguía cada paso del gran novelista (…) El asado apareció dorado, soberbio. La cena fue exquisita“.

Entre tantas otras ciudades del mundo, la capital de Francia ha recibido siempre, como si tuviera imán para los manjares, los productos que abastecían sus comedores. En el siglo XVlll Eugêne - Victor Briffaut, en su libro “París en la mesa,” contaba que “cuando París efectivamente se sentaba a la mesa, la tierra entera se estremecía; de todas las partes del universo conocido llegaban los productos de todos los reinos, aquellos que el globo ve crecer en su superficie, aquelllos que guarda en su seno, aquellos que el mar esconde y alimenta, aquellos que pueblan el aire: todos se aceleran, se presentan presurosos para obtener el favor de una mirada, una caricia o una dentellada”.

En España, la literatura y la gastronomía se han ido cruzando, siglo a siglo, por los caminos del mutuo interés. Evocaba Néstor Luján en un artículo de hace años los libros de Emilia Pardo Bazán, “La cocina española” y “La cocina moderna”, el “Practicón” de Ángel Muro, la “Guía del buen comer español” deDionisio Pérez y, naturalmente, la excelente “La casa de Lúculo o el arte de comer” de Julio Camba, y las obras de Pla.


Muchos otros autores antiguos y modernos han ido escribiendo sobre el tema. Mientras los leeemos, vemos pasar de plato a plato la perdiz y la paloma torcaz, la codorniz y el pato, la liebre, el conejo, la nutria, el corzo, el jabalí y el ciervo mientras Cunqueiro continúa su epístola a los cocineros y cocineras elevado sobre todos los montes y entre las chimeneas de toda Galicia.
Fuente

La antigua pizzería Port’Alba (‘puerta blanca’), en la ciudad de Nápoles, es considerada como la primera pizzería del mundo. En 1738 empezaron a producir pizzas para los viandantes y en 1830 se expandieron a una especie de pizzería-restaurante con mesas y camareros. Hoy en día sirven pizza bajo las mismas premisas.
Hacia 1830, el escritor francés Alejandro Dumas describe la pizza en la corte de Nápoles en su novela "Le corrícolo". Dumas describe la pobreza de la gente que habita la ciudad, a los que denomina lazzaroni (‘lazarones’, como evocación al pobre Lázaro, personaje bíblico) y describe cómo esas gentes humildes desayunan, almuerzan y cenan un pan plano al que añaden diversos ingredientes: «En Nápoles se elaboraba con aceite de oliva, tocino, queso, tomate y anchoas en salazón». El empleo de queso mozzarela (procedente de leche de búfala) se introduce en Italia debido a las invasiones de poblaciones procedentes de Asia.
Wikipedia
Vamos hoy con una pizza de fusión que seguramente enervaría sin solución ni remedio a los puristas pizzaioli napolitanos, pero dada la casualidad que este blog somos bastante eclécticos, pasamos olímpicamente añadiéndole sobrasada mallorquina, aceitunas aragonesas, alcaparras levantinas y guindillas vascas. ¿Alguien da más?
Grado de dificultad : Repartir la pizza sin moto

Ingredientes:
Tomates y champiñones

- Un puñado de champiñones laminados

Mozzarella
- Queso mozzarella de búfala

La sabrosa sobrasada mallorquina
- Sobrasada
Guindilla vascas, aceitunas aragonesas y alcaparras levantinas
- Guindillas verdes
- 1 diente de ajo
- 1 puñado de aceitunas aragonesas
- 1 puñado de alcaparras

La rúcula, aporte esencial con su especiado sabor
- 1 puñado de rúcula
- 2 tomates pelados y picados
- Un chorro generoso de aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
- Un pellizco de orégano seco 
- Un puñado de albahaca fresca

Para la masa de la pizza:


Ingredientes básicos para la masa
- 250 g de harina de trigo
- 125 ml de agua
- 5 g de levadura de panadería seca
- 1 cucharadita de azúcar moreno
- 1 cucharadita de vinagre
- 1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Harina (para estirar la masa)


Manos a la obra :
1 -Poner a Steve Kuhn  jazzeando a Bach

Inicio de la operación "masa"

Operación "reposo"


2 - Poner la harina en un bol y agregar el vinagre, la levadura y el azúcar moreno. 

3 - Verter poco a poco el agua sin dejar de amasar. 
4 - Sazonar. 
5 - Pasar la masa a una superficie lisa, regar con el aceite y continuar amasando hasta que quede una masa suave y homogénea.
6 - Introducir de nuevo en el bol, cubrir con un trapo y dejar que repose durante 1 hora en un lugar cálido. 
7 - Cuando fermente, estirar la masa con un rodillo en una superficie lisa enharinada (para que no se pegue) hasta hacer un disco fino.

Operación "sofrito"
Añadir albahaca al final
8 - Hacer un sofrito con tomate, ajo  y albahaca
9 - Colocar la masa en una placa de horno enharinada, extender bien y untar con el sofrito de tomate. 
10 - Agregar unas rodajas de mozzarella, los champiñones, la sobrasada, las aceitunas, las alcaparras y las guindillas.

Listo para la cremación
11-  Condimentar con orégano, sal, pimienta y un buen chorro de aceite. 
12 - Hornear a 220ºC, durante 12 minutos (horno previamente caliente). 
13 - Cortar las porciones en caliente.

Rúcula aliñada
14 - Poner la rúcula en un bol y mezclar con un poco de vinagreta.
15 - Servir con un poco de rúcula por encima, y a.................¡¡¡triunfaaaaar!!!


6 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Esta sí que es una pizza, y no las del hiper.
Los puristas pizzaioli que aprendan.

Muy interesante el texto, como siempre.

La música de Bach, inagotable.

Sirgatopardo dijo...

Esta pizza es de chuparse los dedos, nunca mejor dicho teniendo en cuenta que se come a mano.

marian dijo...

Jo, pues esta no es la pizza ideal para mí. No es de las que más me gustan, pero no por los ingredientes, que algunos por separado me gustan mucho, pero la mezcla de todos ellos, me sentaría mal. Pero no por eso me vas a poner la masa de la pizza por sombrero ¿verdad?.

marian dijo...

Pero la forma de hacer la masa de la pizza la copio inmediatamente.

Sirgatopardo dijo...

Pues no sabes lo que te pierdes.....
La masa es de "top pizza's megafashion".

marian dijo...

Ya, pero es que esa mezcla me sentaría mal, que lo sé.
Cambio el título de la receta y elaboración de la masa por "top pizza's megafashion", ahora mismo.